Organizada por la logia que lleva el nombre de tan ilustre magistrado, una reunión de poco más de cincuenta integrantes de distintas logias masónicas de la Zona Norte de la provincia de Buenos Aires tuvo lugar, anoche, frente al busto de Daniel María Cazón. Este magistrado, catedrático en la Facultad de Derecho, diputado, senador y miembro de dos Asambleas Constituyentes e intendente de Tigre, fue recordado en el 144 aniversario de su fallecimiento, el 28 de junio de 1878, a los 52 años.
La historiadora de Tigre, Mabel Trifaro, vicepresidenta de la Comisión Histórica de la ciudad también estuvo presente, frente al busto ubicado en la avenida Liniers al 900, cerca del Museo de la Reconquista donde transcurrió buena parte de la vida de este prócer.
Cazón desarrolló un cuarto de siglo de vida pública, con una férrea formación moral y sigue siendo un ejemplo para los tigrenses. Su mujer, Aureliana Sacriste, lo acompañó colaborando en la Sociedad de Beneficencia. Fue Inspectora de Escuelas y ayudó a los isleños especialmente en épocas de grandes crecientes.
El joven matrimonio llegó a Las Conchas (hoy Tigre) para vivir en una humilde casa de la citada Liniers, al 924, cerca de la finca de Martín José Goyechea (hoy Museo de la Reconquista). En 1852 Cazón se alistó como soldado en el sitio que encabezó el coronel Hilario Lagos en adhesión al Acuerdo de San Nicolás.
En 1869, cuando Manuel Brid era juez de paz, el gobierno aprobó la elección del doctor Cazón como municipal (intendente), ya que en esa época el gobierno era ejercido por un juez de paz y cinco municipales según la ley del 16 de octubre de 1854. En el año de la triste epidemia de fiebre amarilla, 1871, fue reelecto y prestó gran servicio a los enfermos de la zona.
Cazón impulsó la educación otorgando subvenciones para distribuir entre los establecimientos educativos de la época. Además extendió el alumbrado, mejoró las calles y caminos, construyó desagües y plantó arboledas.
Luego de una larga enfermedad, murió el 28 de junio de 1878. En su sepelio, se encontraron distinguidas personalidades, funcionarios, colegas, comerciantes y gente de su pago. Hablaron en su despedida los doctores Quirno Costa, Cantilo, Terry, Saldías y Ezcurra.
El diario La Nación escribió en dicho triste acontecer: “El Dr. Cazón deja empero una familia rica, sus virtudes, sus servicios y con sus ejemplos dignos de imitarse por los que profesan el culto sagrado de la Patria y tributan desinteresado culto a la moral pública y privada y esta es la más noble herencia que un hombre puede legar a su patria y a sus hijos… su mérito está en su virtud nativa, en su elevación moral, en carácter noble y austero, en las cualidades modestas que lo distinguen como hombre y como ciudadano…”