Más trabajo, menos salario real: el ajuste se sostiene con mayor explotación laboral

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Un informe del CETyD (UNSAM) desmiente el relato oficial: el ingreso aumenta, pero solo porque las y los trabajadores realizan más horas laborales

Mientras el presidente Javier Milei y el ministro de Economía Luis Caputo insisten en que los salarios están aumentando, un informe del Centro de Estudios sobre Trabajo y Desarrollo (CETyD), perteneciente a la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), muestra que la realidad detrás de los números oficiales es otra: no hay una mejora genuina en los ingresos, sino un incremento de las horas trabajadas.

El supuesto crecimiento salarial, lejos de responder a aumentos reales negociados en paritarias, se explica por el esfuerzo adicional de trabajadoras y trabajadores que extienden sus jornadas para compensar la pérdida del poder adquisitivo.


El salario por hora permanece prácticamente estancado

El informe, titulado “¿Crecen los salarios con las paritarias pisadas?”, revela que entre 2023 y 2024 el salario total aumentó un 7%. No obstante, si se excluye el impacto del incremento en las horas trabajadas, la evolución del salario por hora muestra una suba muy leve.

“Los trabajadores no cobran más por aumentos sustanciales en sus salarios, sino porque realizan más horas extra”, señala el documento.


Más horas trabajadas, sin recuperación del empleo

Entre septiembre de 2024 y febrero de 2025, los salarios negociados en paritarias aumentaron apenas un 1%, mientras que en marzo incluso retrocedieron. En ese mismo período, el salario efectivo percibido creció un 9%. La diferencia solo puede explicarse por el incremento de las horas trabajadas.

Esto ocurre en un contexto en el que la actividad económica logró recuperar su nivel precrisis, pero el empleo aún no: a fines de 2024, se mantenía un 2,3% por debajo del nivel de diciembre de 2023. En lugar de contratar nuevos trabajadores, muchas empresas optan por ampliar las jornadas del personal existente.


Un esquema insostenible

El informe advierte que este modelo de “mejora salarial” basado en horas extra es frágil y puede revertirse rápidamente si la economía se desacelera. A diferencia de los aumentos acordados en paritarias, las horas extra son el primer componente que se elimina cuando cae la actividad.

En otras palabras, el leve crecimiento en los ingresos se sostiene a costa de mayor carga laboral, menos tiempo libre y un impacto directo sobre la salud física y mental de las y los trabajadores.


Una pérdida estructural de poder adquisitivo

Un estudio de CIFRA, centro de investigación ligado a la CTA, calcula que entre 2017 y 2024 la clase trabajadora perdió alrededor de 164.000 millones de dólares en ingresos. Esa transferencia de riqueza benefició al gran empresariado, sin importar la orientación política del gobierno de turno. La caída del salario real se profundizó con Macri, continuó durante la gestión de Alberto Fernández y se mantiene con Milei.


Paritarias insuficientes y conducción sindical cuestionada

Las principales conducciones sindicales vienen cerrando acuerdos salariales por debajo de la inflación, lo que explica buena parte del deterioro del poder adquisitivo. Según datos de la CTA, solo en el primer trimestre de 2025 los salarios perdieron 7 puntos frente al índice de precios.

Esta situación generó un creciente malestar entre amplios sectores de trabajadores, expresado en el reciente paro nacional del 10 de abril, cuya masividad contrastó con la débil convocatoria de la CGT y la ausencia de sectores como la conducción de la UTA.


Organización desde abajo y próximos pasos

Frente a esta situación, distintas agrupaciones sindicales, estudiantiles y de trabajadores jubilados convocaron a un Encuentro Nacional que se realizará el 1° de mayo en el estadio cubierto de Ferro, con el objetivo de debatir y fortalecer estrategias de organización desde la base frente a la crisis salarial y laboral.

El supuesto “aumento de salarios” promovido desde el Gobierno oculta una realidad preocupante: la mejora de los ingresos es producto de jornadas más extensas y no de una mejora en la negociación colectiva. El ajuste, una vez más, lo pagan las y los trabajadores.

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